Clive Crook

Obama intenta una voltereta estilo Clinton

Por: Clive Crook | Publicado: Martes 11 de enero de 2011 a las 05:00 hrs.
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La Casa blanca esperaba pasar este fin de semana tramando su nueva estrategia. En vez de eso la tragedia de Arizona exigió toda su atención. Las implicancias políticas de los asesinatos no son claras. En los efectos inmediatos del tiroteo, sin embargo, las divisiones políticas en EE.UU. parecen capaces de radicalizarse aún más. Incluso podría complicar los ajustes de dirección que Barack Obama estaba analizando para su presidencia.



Obama y su partido se encuentran ante una encrucijada. Si las principales designaciones de la Casa Blanca que el presidente anunció la semana pasada no eran afrentas intencionales para los Demócratas progresistas, bien podrían haberlo sido. William Daley, que reemplaza a Rahm Emanuel como jefe de gabinete, y Gene Sperling, que sucede a Larry Summers como jefe del Consejo Nacional Económico, tienen credenciales como para molestar a cada liberal de izquierda.

Durante su gestión como secretario de comercio de la era Clinton, Daley fue un campeón del Tratado de Libre Comercio de las Américas. Después se unió al directorio de Third Way, un grupo de Demócratas de centro que proponen mayores afrentas. Sperling fue el arquitecto de la triangulación clintoniana (eufemismo para traición) y un notorio halcón fiscal. Para completar el currículo de estos Nuevos Demócratas, ambos han sido empleados con enormes salarios de los bancos.

Una teoría es que durante el descanso de mitad de período el presidente ha reflexionado y decidió emular a Bill Clinton. Dejará de preocuparse de lo que piense la izquierda; hará las paces con EE.UU. empresarial, buscará acuerdos con los Republicanos y planteará su argumento para la reelección en 2012 a los estadounidenses de clase media.

Este sería un excelente plan. Pero sólo es una teoría. Hay que recordar que Emanuel también era un traidor para la visión de los progresistas (estaba en contra de la reforma de salud porque la economía estaba débil). Summers era conservador en lo fiscal, pro Nafta, ex secretario del Tesoro de Clinton y alumnus de Wall Street. En cierta forma el nuevo equipo no es tan distinto del anterior.

Ciertamente, el presidente ha rechazado la idea de que para ganar en 2012 debe girar con fuerza a la izquierda. Pero estos nombramientos no van a corregir por sí solos el error que viene cometiendo hasta ahora: tratar de dejar contentos a ambos lados. De hecho, las nuevas contrataciones podrían ser un nuevo reflejo del mismo síntoma.

La estrategia de Obama hasta ahora ha hecho una apología de conformarse con menos de lo querido. Confiaba en que la izquierda respetaría sus principios y a los moderados les agradaría su pragmatismo. Pero ha resultado que la izquierda desprecia su pragmatismo y los moderados temen sus principios. En vez de ser un centrista reacio necesita serlo por convicción. Si no puede tendrá que aprender a fingirlo. Esta no es sólo una necesidad táctica para 2012. Ahora que los Republicanos controlan la cámara baja, volver a encarrilar la política económica -una tarea que no puede esperar dos años- requiere el mismo enfoque. Obama no puede esperar a que otros se hagan cargo de los prolongados desafíos fiscales. Él y su equipo deben diseñar un plan y luego venderlo.

Si el presidente esperaba que una mejora en la economía le diera un margen, debe pensarlo otra vez. Las cifras de empleo de la semana pasada fueron pobres. Obama destacó la caída en la tasa de desempleo general, de 9,8% a 9,4%, pero por debajo hay un aumento en los trabajadores decepcionados que abandonaron la fuerza laboral. La economía está creando empleos demasiado lento para equiparar el crecimiento de la población, menos aún restablecer el pleno empleo.

Obama y su nuevo equipo prometen poner el foco en la economía. Mejorar las relaciones con las empresas es una prioridad. En empleos, hay que esperar muchas pequeñas iniciativas que en total no sumen mucho. El tema realmente urgente es el más difícil: la estrategia fiscal.

Mantener el estímulo fiscal este año y el próximo va a requerir un compromiso creíble con la consolidación más adelante. Todo se resume en esto: ¿será Obama suficientemente audaz? ¿Irá a proponer en la cuenta pública este mes una amplia y necesaria reforma bipartidista a los impuestos?

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